“Solo hay dos cosas que debes ver en Madrid: el Guernica y las Meninas”, me dijo mi amigo Carlos Diez la primera vez que fui a la capital española. Y aunque la ciudad tiene mucho que ofrecer a los visitantes, concuerdo en que una visita estaría incompleta sin apreciar estas dos obras icónicas de la historia del arte.
El mural de Picasso es sin duda una pieza asombrosa e impactante, que bien vale todo un texto por sí sola, al menos. El famoso cuadro de Velázquez no es para menos, pero tiene la particularidad de que puede apreciarse en estos días en dos puntos de la Ciudad de México.
Desde hace unas semanas hay un par de exposiciones que reproducen la obra maestra del pintor del Siglo de Oro español, Diego Velázquez. En el Museo Nacional de San Carlos, en la céntrica colonia Tabacalera, se exhibe la muestra Animales de compañía en el arte en la que destaca una reproducción de Las Meninas.
La razón por la que esta pieza se presenta en la singular exposición es por la figura del perro mastín que aparece en la parte inferior del cuadro, somnoliento pero en vigila de la infanta Margarita y su cortejo.
Aunque el can es solo uno más de los 10 personajes que rodean la figura central de la hija del rey Felipe IV de España, junto con el propio pintor español, se convirtió en el pretexto ideal para mostrar la reproducción de la obra estrella del Museo del Prado de Madrid.
Dicha pinacoteca es de las más afamadas en el mundo por su colección de obras de Goya, El Bosco, Rubens, El Greco, Van der Weyden, Tintoretto, Tiziano, Sorolla y Caravaggio, entre tantos otros. Pero de entre tantas joyas del arte destaca como pieza central la pintura de Velázquez, un icono del barroco.
Las Meninas ha sido objeto de análisis, estudios, historias, reproducciones, nuevas versiones y hasta memes, pero no hay experiencia similar a la de estar frente al imponente cuadro concluido en 1656.
Las dimensiones y trazos de la pintura pueden acercarse incluso a una experiencia inmersiva, ya que como espectador es fácil pensar que basta dar un par de pasos para estar dentro de la habitación que recrea Velázquez.
Cruzar la mirada con la infanta Margarita, al centro de la obra, o con Diego Velázquez, que parece hacer una pausa ante de continuar con el cuadro que pinta; imaginar que se observa la escena junto con los reyes, quienes se sabe que son testigos del momento por su reflejo en el espejo de fondo, es parte del encanto con el que el cuadro envuelve al espectador.
La reproducción a escala real que Leandro Izaguirre, maestro de la Academia de San Carlos, hace de Las Meninas para la exposición es de una calidad excepcional y logra una experiencia cercana a la de visitarlas en el Prado, por lo que bien vale visitar el Museo Nacional de San Carlos antes de marzo para admirar la obra.
DEL PRADO A CHAPULTEPEC
El otro punto donde se puede admirar a la obra de Velázquez es en la Galería Abierta de las Rejas de Chapultepec, en la exposición El Museo del Prado en Ciudad de México.
La exhibición muestra solo un fragmento de la pintura, en el que aparecen la infanta Margarita al centro, sus damas de compañía o meninas (de donde toma el nombre la obra) Isabel de Velasco y María Agustina Sarmiento, el pintor Diego Velázquez, el espejo donde se reflejan el rey Felipe IV y su esposa Mariana de Asturia, así como José Nieto Velázquez, aposentador de la reina y quien aparece al fondo, en una puerta abierta por donde entra la luz exterior.
Si bien la reproducción no muestra la obra completa dadas las dimensiones de la pintura original, la imagen permite apreciar detalles de las pinceladas de Velázquez, ya que para su montaje se utilizó tecnología de punta para lograr la mayor fidelidad posible.
Además, Las Meninas está acompañada de una cincuentena de reproducciones fotográficas de obras maestras del Prado, de artistas como Goya, Dürer, Rubens y El Greco.
Éste será el último mes que la exposición esté montada, pero al estar en un espacio abierto puede visitarse a cualquier hora y día.
La muestra ha sido montada en otras ciudades de América, pero en México destaca por la la propuesta educativa “Coincidencias y disidencias en el arte”, que se trata de dar cuenta de otras obras que pueden verse en distintos museos nacionales y que se relacionan de alguna manera con las obras del Prado.
Ya sea por técnica, espiritualidad, emoción, paleta de colores, composición u otros elementos, las obras expuestas en las Rejas de Chapultepec se relacionan con piezas expuestas en el Munal o el Museo de San Carlos.
Para quienes desean viajar a Madrid a conocer estas joyas del arte esta oportunidad es excelente como primer acercamiento, para quienes han estado allá es un boleto abierto al recuerdo.